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SOFOFA e Instituto Milenio BNI U. de Chile organizan seminario para fomentar la integración entre científicos y empresas

Santiago, 13 de enero 2020.- Como “socios estratégicos” para el desarrollo económico nacional, definió el Ministro de Ciencia, Andrés Couve, a los profesionales chilenos que realizan estudios en el extranjero. “La presencia de nuestros investigadores locales en el exterior, no debe ser considerada como una fuga de cerebros. Es necesario trazar caminos, profesionalizar el tránsito desde la ciencia a la empresa y a otros lugares de la sociedad. Son caminos que requieren aceptar riesgo, por lo que tienen un fuerte componente de emprendimiento”, afirmó.

Las declaraciones fueron hechas durante la primera jornada del encuentro “Más allá del laboratorio”, organizado por el Instituto de Neurociencia Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, BNI y SOFOFA. En la oportunidad se reunieron profesionales provenientes de la academia con representantes de empresas e instituciones del sector público y privado, con el objetivo de promover la integración de científicos en distintas áreas laborales del país.

El secretario de la cartera de ciencia además destacó que “no debemos formar investigadores sólo para la academia. Debemos formarlos para un ecosistema que también incorpora sector privado y Estado”.

Rafael Palacios, director de políticas públicas de SOFOFA, expresó que “hemos notado que existen ciertas fricciones entre el mundo de la ciencia y la empresa. Divisiones naturales entre dos sistemas que tienen poca interacción. Sin embargo, en la medida que esa interacción se va potenciando, irán disminuyendo estos roces. Es importante mantener la reciprocidad de saberes, plantearse que el conocimiento científico es tanto o igual de importante que el conocimiento empresarial. Son dos conocimientos distintos que tienen que complementarse”.

Claudio Hetz, director del Instituto de Neurociencia Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, BNI, enfatizó que “lo importante es valorar el cambio cultural y considerar que los científicos tenemos capacidades para apoyar al sector productivo nacional, salir del laboratorio y reinventarnos, trabajar en crisis, optimizar procesos y usar evidencias en la toma de decisiones. Esto es clave”, puntualizó el investigador.

El director de BNI también dijo que “haciendo investigación en el sector privado, se contribuye a la competitividad de las empresas, y se logra investigación de excelencia”.

En este contexto, el director de Políticas Públicas de SOFOFA, Rafael Palacios, releva como ejemplo de éxito en nuestro país el de la empresa ENAEX, que da soluciones para la minera y que recientemente desarrolló, con Stanford Research Institute, un robot que opera a distancia para trabajar en sectores de riesgo.

“ENAEX y su aliado INNSPIRAL, en el que pudieron traducir el impacto de la innovación en los resultados de la empresa, son un ejemplo concreto de la virtuosa relación entre ciencia y empresa”, acotó Palacios.

Ciencia sin límites

La misión de generar profesionales calificados con un magister o doctorado, es una de las principales estrategias de los países en vías de desarrollo para poder mejorar su productividad. Sin embargo, para lograr un impacto real se requiere un cambio cultural propio de los países en desarrollo, considerando que aquellos que terminan su formación en ciencias, pueden continuar sus carreras tanto en la academia como en el sector productivo.

Según datos del Ministerio de Economía, al 2016 sólo un 8,5% de los doctores se empleó en empresas y administración pública.

La industria nacional se ha construido sobre la base de la monoproducción y extracción, el cobre continúa siendo nuestro gran e inestable sueldo que tiembla ante el cambio del dólar. El litio promete continuar con esa tradición. A su vez, la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) de Chile, principal camino para poder diversificar nuestra estructura económica, ronda en un 0,36% de nuestro PIB, lo que nos sitúa entre los que menos destinamos en esa materia entre los países Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que en promedio gastan 2,34% del PIB.

Científicos fuera del laboratorio

El Instituto BNI ya tiene experiencia en este encuentro de científicos con el mundo público y privado. El Departamento de Innovación de este instituto Milenio se ha especializado en resolver a través de la ciencia distintos problemas que aquejan a las empresas.

Según comenta Sebastián Reyes, director de Innovación del BNI, “normalmente nos acercamos a las empresas cuando creemos que tenemos algo valioso que les puede ayudar a ellos a ganar más dinero, a reducir sus costos, que su gente esté más feliz, que baje la accidentalidad y de común acuerdo con la empresa definimos un problema y lo comenzamos a solucionar”.

Pero ¿cómo puede aportar un instituto de neurociencia a una empresa? Para lograr comprender esta dinámica, el director de Innovación explica que en el primer proyecto que desarrollaron, trabajaron con una empresa de seguridad. Junto con ella confeccionaron un simulador para medir y analizar cómo los operadores miraban las pantallas para detectar robos en recintos privados. Así la compañía pudo detectar las falencias que tenían sus trabajadores y pudo generar un plan para entrenarlos.

Las capacidades que tienen los científicos para tomar decisiones en base a evidencia y trabajar en medio de la incertidumbre son ideales para resolver este tipo de problemas, destaca Reyes. No obstante, no está presente en el imaginario empresarial.

“La primera vez que uno va a una empresa que no ha trabajado con un centro de investigación como el BNI te ven como un bicho raro. Se preguntan ‘¿qué pueden tener ustedes, un centro que estudia el cerebro que nos pueda ayudar a nosotros con nuestra empresa? Es real que es una conexión que no es fácil de ver, pero finalmente trabajan con personas que básicamente tienen cerebros”, añade el director de Innovación junto con asegurar que esta misma analogía se puede aplicar a distintas disciplinas.

Cabe destacar que el rango de acción de un científico no sólo se limita a una compañía privada. En el mundo público también hay espacio para satisfacer proyectos. La directora del programa de Educación y Extensión del BNI, la doctora Gabriela Martínez Bravo, ha logrado romper la barrera que deja a los científicos sólo en la academia e instarlos a llevar la ciencia a la población.

“Abrir nuevos horizontes dentro de las posibilidades donde un profesional de las ciencias se puede desarrollar es muy importante. Creo que la gente que tiene un pensamiento crítico lo puede llevar a cualquier área ya que para resolver interrogantes es fundamental hacernos preguntas y resolver problemas, característica inherente a los científicos”, destaca la doctora Martínez Bravo.

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